Sr. Chinarro "el fuego amigo"



Comentamos el esperado trabajo de Sr. Chinarro para su nuevo sello El Ejército Rojo.

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Ha vuelto Sr. Chinarro. Valga o no valga el tío ha vuelto. Me acompaña un domingo por la mañana. Hora de acariciar cachorrillos en la Alfalfa. Directamente desde la Alameda, café, mollete, y sin dormir aún, debo tener la mala cara de quien espera debajo de una cruz verde, como en aquella película de Jacques Tati.

Siempre me gustó Chinarro para quedarme dormido cuando vuelvo de los bares.

Pero en este el fuego amigo no encontramos los teclados hipnóticos de otros discos, ni la voz de Antonio Luque es tan monótona, ni se esconde debajo de ese musgo ruidoso que crecía sobre sus antiguas grabaciones. Y me apetece pasear un poco más antes de ir a la cama.

Aunque con dos besugos uno se acuerda de cuando Sr. Chinarro estaba hecho del papel rosa que dan como adorno en surtidos de galletas, la segunda canción del cd nos deja las cosas bien claritas. Morado, algo así como una adolescente proposición de amor, nos habla también sobre ese cambio, ese otro color que, como un billete de 500, necesitaba Sr. Chinarro. Y esa aventura, ese tercero en discordia que rompió el largo noviazgo entre Sr. Chinarro y Acuarela no es otro que J, vestido con su uniforme nuevo de comandante del ejército rojo. No hace falta oir su voz en los coros para intuirlo destrás de la mayoría de los cortes.

En canciones como remordimientos o el rayo verde, el bajo toma el protagonismo cedido por los teclados, y las melodías, más limpias y luminosas, animan a Antonio Luque a experimentar nuevos registros. A todo esto contribuye el trabajo de Antonio Arias, bajista de Lagartija Nick, y los arreglos de cuerda de Pedro Sanmartín (la cruz verde o el cabo de trafalgar), que vienen a sustituir el toque siniestro de las voces femeninas de discos anteriores.

Ya oyendo el rito, primer single extraido de este disco, recuerdo una entrevista que le hicieron a Sr. Chinarro para la MTV. Ahí le espetaron lo siguiente: "¿Ser un cantautor, un músico con la voz grave y lánguida y ser de Andalucía es un contrasentido?". "Toma que dale y dale que toma", canta Enrique Morente en el rito. Si algo tienen de especial trabajos como el porqué de mis peinados o no sé qué, no sé cuántos es ese regusto a venta, a madrugada calurosa de carretera, es ese sonido esquivo de los "palillos", esas construcciones y armonías, los rasgueos y palmas, ese acento femenino o las borrosas historias de barrio a las afueras de Sevilla. Que le pregunten los chicos de la mtv a la cajera de la tienda de mi calle si son siempre alegres las tardes en el sur, o a Enrique Morente -grande su juguetona intervención en esta canción- si se puede tener la voz grave y ser andaluz.

Y si en el rito Chinarro se pone folclórico, en humor amarillo, como en algún tema más del álbum, Antonio Luque toma prestada la pose de un cantautor italiano. Parece no tener ninguna lógica, o tal vez sí, pero la primera vez que oí el disco me vino a la mente Franco Battiato... Y caminando, caminado, llegamos a el cuadro, la más chinarra de las nuevas canciones de Sr. Chinarro, la que más recuerda a sus trabajos anteriores, y en la que menos se percibe la producción del cantante de Los Planetas.

Pero es tarde ya, suena el cabo de Trafalgar, la más melancólica quizás, y quiero volver a casa. El sol está muy arriba, y esta inesperada alegría de Sr. Chinarro me sienta bien. Busco en los bolsillos los restos de la noche anterior, junto para un billete, me siento en la parte de atrás... y vuelo sin motor.



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Publicado por Francisco Javier Sánchez el 25 Apr 2005




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