Entrevista Lemon Parade



- Antes que nada, felicidades por ganar el concurso Emergentes ¿Cómo os sentís ahora que lo habéis asimilado?

Gracias. La verdad es que las últimas semanas han tenido en nosotros un efecto de calma y al final, como dices, hemos asimilado que hemos ganado.

Ahora somos conscientes de ello y simplemente estamos muy agradecidos y con muchas ganas de trabajar de cara a los posibles cambios que estén por llegar.

- ¿Os esperabais ganar? ¿Qué créeis que se ha visto en vosotros o se ha tenido en cuenta?

Cada uno lo pensaba a su manera; sentíamos que merecíamos el premio, pero cuando analizábamos objetivamente el panorama, veíamos que tanto Guau! como Harakiri Beach también acumulaban méritos suficientes, así que nos hicimos el cuerpo a lo peor. Por suerte, en el escenario no hubieron pensamientos negativos y supimos focalizar la tensión que llevábamos encima a la hora de tocar y cantar.

Sabemos que la puesta en escena y nuestra actitud se tuvo en cuenta. Por otro lado, y esto no deja de ser una suposición, creemos que el jurado debió de ver una apuesta por una música más ruda y fuera de los parámetros del pop más ortodoxo. Aunque de todas formas tampoco lo veíamos muy claro nosotros, no éramos los primeros, teniendo en cuenta que Perro Mojado ganaron el año pasado.
Seamos claros, pensábamos que ganaría el pop de nuevo.



- ¿Cómo ha sido la preparación tanto musical como mental de cara a la final?

Una locura. Cuando nos presentamos al Emergentes fuimos con la idea de dar otro concierto más y pasarlo bien. Cuando fuimos elegidos finalistas fue un shock y de repente vimos la posibilidad de ganar el concurso. A partir de aquí comenzamos a ensayar sin parar. Entonces sucedió el incendio y nuestro estatus de finalistas duró unos meses más, tiempo en el que aprovechamos para componer un tema nuevo, que tocamos en la final.

Luego vino lo de Luis, tuvo que irse a trabajar fuera y eso le imposibilitaba estar en la final, y aunque estábamos preparados, los nervios se multiplicaron. Aun así llegamos a la final preparados de sobras, gracias en gran parte a Pablo Fernández y su maestría a las baquetas.

- ¿Cuántos años lleváis detrás del Emergentes? ¿Cómo fue saber que pasabais a la final?

Una sorpresa increíble. En la final es diferente, la posibilidad de ganar es más real y palpable, tienes un tercio de probabilidades. ¿Pero en semifinales? Nunca lo contemplamos, éramos catorce bandas en una de las ciudades con más grupos de música por metro cuadrado. Fue uno de los momentos más intensos de nuestras vidas, más teniendo en cuenta que era la primera vez que nos presentábamos al concurso.

- Por temas laborales, esta temporada se os presentaba tranquila en cuanto al grupo se refiere. Ahora, ¿qué expectativas tenéis para este año como banda? ¿Ha cambiado el enfoque que teníais a corto plazo?

Componer de forma salvaje e ininterrumpidamente para que podamos llegar al estudio con material suficiente y con el que nos sintamos orgullosos.

Teníamos pensado seguir dando conciertos, salir de la provincia y componer con calma. Ahora es posible que todo eso pase este año a la vez y muy rápidamente, aunque hay que dar prioridad a la grabación.

- Hace justo un año que se grababa vuestro disco ‘#’ en Producciones Peligrosas. Echando la vista atrás, ¿qué ha cambiado?

Muchas cosas. Hemos aprendido a saber movernos por el estudio y apreciar todas sus prestaciones. Es también para nosotros un lugar donde la música y las ideas siempre se pueden flexibilizar hasta el infinito. Pablo Sánchez contribuyó en gran medida a eso.

Por otro lado, nuestra música ha cambiado un poco y en retrospectiva nos hemos centrado y disfrutado más tocando los temas más oscuros del disco, desarrollando esa faceta. Además, nuestros gustos suelen ser cambiantes y siempre tenemos ideas nuevas. Pese a que ahora utilizamos el Stoner o la Psicodelia como base, es cierto que ahora tenemos una inquietud notoria en cuanto a experimentación.

- ¿Qué expectativas teníais cuando decidisteis grabar con Pablo? ¿Se han cumplido?

Por supuesto. Nuestro anterior disco, “Place in Time”, tuvo una producción muy pobre, y tras esto esperábamos tener una grabación con una calidad estándar. Contar con Pablo fue incluso mejor de lo esperado; conocíamos su trabajo y nos sorprendió, nuestra música le gustó, y aunque le conocíamos principalmente por El Hombre Garabato, donde prima el pop, Pablo supo imprimir a temas como White Rabbit una fuerza increíble y captó perfectamente lo que queríamos.

- ¿Qué es lo que más os gusta del disco?

En cuanto a canciones nos encontramos divididos, las favoritas están entre “Marblehead”, “White Rabbit” y “Prey”.

Sin embargo lo que nos gusta es su sonido, su producción y lo bien que suena en contraposición a lo que habíamos hecho anteriormente. Realmente es un trabajo del que nos sentimos plenamente orgullosos, aunque buscaremos superarnos en el próximo.

- Fue una semana muy intensa. ¿Qué recuerdo/momento destacaríais de todo el proceso de producción?

Esos días están repletos de momentos inolvidables. Pasar el día dentro de un estudio es agotador y merma mucho, pero sientes que estás en tu sitio, haciendo lo que te gusta, lo correcto y así es muy fácil que cualquier momento sea digno de recordar, más cuando estuvimos continuamente rodeados de tan buenos amigos.

Por mencionar unos cuantos momentos: cualquiera en el que Pablo se sentaba en el suelo frente a un puñado de pedales de efectos y a base de paciencia conseguía extraer sonidos increíbles, o cualquier cigarro en los descansos y en especial el día que se alargó hasta las 5 de la mañana grabando guitarras.

- Os habéis atrevido con varias covers (muchas no las sabe todo el mundo).. Bizarre Love Triangle , Here Comes your Man y recientemente ganabais el premio a mejor versión con Gold, de Spandau Ballet.. ¿Con qué canción o grupo nos sorprenderéis en los próximos directos? ¿Cómo se elige qué cover se hace?

Ni idea. Es probable que caigan otras versiones más adelante o no. Eso suele provocar bastantes discusiones.

Todos tenemos nuestros gustos, y aunque coincidimos mucho en ellos, escoger la perfecta canción que nos guste a los cuatro es siempre casi imposible, pero al final, a base de peleas y estrujarnos el cerebro, lo conseguimos.

Siempre pedimos que sea una canción conocida por los cuatro, que nos guste, y que suene solvente. A veces nos hemos equivocado, y otras hemos hecho algunas memorables.

Lo de Spandau Ballet fue raro, Carlos la propuso y todos accedimos casi de inmediato.

- ¿Soléis tener unanimidad interna en el grupo respecto a los repertorios?

La buscamos siempre. Primero conversamos, luego subimos el tono y finalmente nos peleamos. Siempre pasa eso. Somos un grupo donde cada miembro tiene un ego muy fuerte y chocamos mucho, pero por mucho que lo hagamos, eso siempre nos ha dado buenos resultados y al final siempre nos sentimos orgullosos de los repertorios y de las canciones que hemos de tocar. Para nosotros es importante.

- ¿Qué podéis contar de vuestros proyectos paralelos (El Hombre Garabato y Verona)?

Guille: El Hombre Garabato es una banda a la que me incorporé en 2012. Su trayectoria viene desde 2010, que fue cuando publicaron su primer disco, y a partir de 2013, con su segundo disco, derivaron a un pop más fresco y heterogéneo. Hemos llegado a acumular una serie de logros de los que nos sentimos muy orgullosos, como ha sido lograr una discografía extensa y coherente, colaborar con gente como Miguel Ríos, José Ignacio Lapido entre otros, y cómo no, con nuestro mentor desde el lado punk y el rock: José Antonio García, a quien pudimos telonear un par de veces en la gira de reunión de 091.

Por encima de todo, los garabatos son muy grandes amigos, gente que nos ha apoyado pese a la diferencia musical y mentores en algunos aspectos concernientes a la ética del mundo musical de hoy en día. Son gente a la que yo personalmente admiro por ser muy trabajadores y que han propiciado al grupo el estatus de banda currante, cuestión que a la larga siempre reporta un reconocimiento duradero de cara al exterior. Nosotros también buscamos eso.

Verona es una banda joven que ha surgido hace poco de la mano de dos antiguos miembros de Ginah Brand. Contactaron con Vílchez y conmigo para unirnos al proyecto. Hasta ahora hemos trabajado canciones que se mueven entre el rock indie más áspero y el pop más comercial sin dejar de lado la distorsión y un carácter bastante agresivo.

El comienzo ha sido prometedor, tenemos muchos conciertos y las expectativas son muy buenas.

Son bandas que están fuera de nuestro espectro musical, tienen de base el pop como motor de las canciones que componen y son importantes vías de escape para nosotros.

- La más reciente incorporación al grupo (aparte del teléfono) ha sido Carlos, que parece ha traído bastante suerte. ¿Cómo fue su incursión en el grupo en los primeros momentos?

No fue nada extraño. Él era amigo nuestro desde hacía unos años y le gustaba bastante la banda. Por aquel entonces buscábamos teclista, pero era algo muy difícil, así que finalmente contamos con él. Era un amigo cercano que sabía tocar y que encima dominaba el uso del saxo.

Entró en una época muy mala para el grupo, no teníamos casi ningún proyecto en mente, apenas tocábamos y los ensayos se habían vuelto tediosos. Por si fuera poco, la relación entre Luis, Vílchez y yo se estaba haciendo muy tensa y las peleas eran cada vez más constantes.

La entrada de Carlos supuso abrir las ventanas de una habitación que llevaba demasiado tiempo cerrada. Aportó nuevas ideas, nuevas influencias y un mayor peso del buen gusto, que aunque suene un poco snob, por entonces era algo que no teníamos muy educado, ya que tendíamos a ser demasiado pretenciosos. Y, por supuesto, ganamos todas las posibilidades de un grupo con dos guitarras, cosa que ayudó a orientar al grupo a una dirección mucho más agresiva.

A día de hoy todavía nos peleamos, incluso los cuatro, pero ya es algo normal dentro de nuestro ritmo de trabajo y forma parte de la idiosincrasia del grupo.

- ¿Da vértigo incluir cambios en una banda ya afianzada u os guiais por impulsos?

En eso estamos divididos, algunos de nosotros tenemos posturas más radicales, y otros son más conservadores. Al final, casi como con todo, las mejores decisiones surgen de poner en común las dos posturas, a no ser que sea para algo que necesite una resolución drástica.

- Sentimentalismos aparte, ¿qué significa para vosotros como banda haber ganado el Emergentes?

Reconocimiento. Pero no somos unos ingenuos, sabemos que probablemente el jurado ni siquiera sabría que llevábamos ya siete años en activo, eso da igual. Lo importante es que siete años después, el trabajo se sintetizó en media hora de actuación que nos ha valido el premio.

Algunos de nosotros hemos pasado por terribles crisis acerca de la supervivencia de la banda y yo personalmente hace un par de años no habría apostado un duro, pero cambiamos, encontramos nuestra motivación y el grupo salió a flote. Han sido siete años largos y llenos de cambios, donde hemos tocado en sitios increíbles, en pubs de mala muerte y antros varios, hemos trabajado gratis innumerables veces, tuvimos un año de parón, Erasmus mediante, y lo peor, peleas entre nosotros por absolutamente todo.

Al final nos aceptamos a nosotros mismos. Aún nos peleamos y raro es el ensayo donde no cruzamos gritos los unos con los otros, pero hemos aprendido a aceptarlo y ya forma parte del funcionamiento normal del grupo; no es que uno o dos del grupo sean problemáticos, es simplemente que los cuatro somos unos gilipollas y en conjunción sacamos lo mejor de nosotros mismos.

El Emergentes nos ha servido para darnos cuenta de que todo eso ha valido la pena.

- El cambio que habéis experimentado en el estilo que nos encanta llamar Hündergraud,
¿considerais que ha sido por necesidad de no estancarse o ha ido surgiendo de forma genuina?


Vino un poco definido por nuestras limitaciones técnicas y, probablemente, una necesidad de dinamitar el rock, el progresivo y el pop que escuchábamos. Indagar en el Post Punk de Joy Division, en la grandilocuencia de Godspeed You! Black Emperor o Swans, en la personalidad de King Crimson, Pink Floyd, Genesis y en el groove del stoner de Sleep o Kyuss, nos ha inspirado para desarrollarnos en nuevas vías de expresión.

- ¿Cómo se definiría Hündergraud alejándose de la tradicional etiqueta de progresivo?

Nos inventamos lo del Hündergraud porque nosotros mismos éramos incapaces de definir lo que hacíamos. Ninguna etiqueta nos satisface porque al final acabamos bebiendo de casi todas, así que buscando unir la psicodelia, el stoner y la tendencia a la experimentación surgió esa etiqueta, que aunque suene a coña, normalmente nos sirve como arma arrojadiza para intentar provocar curiosidad. Que funcione es otra cosa. En cualquier caso, aún no lo hemos terminado de desarrollar, nos queda abrirnos y aprender mucho para llegar a un estilo plenamente definido y maduro, aunque creemos ir ya por buen camino.

- Desveladnos en primicia alguna próxima fecha/proyecto

Los comienzos de 2017 van a estar centrados casi exclusivamente en la composición y posterior grabación de nuestro nuevo trabajo. “Casi” quiere decir que es posible que haya algún que otro concierto de formato más ligero durante esas fechas, pero aún no podemos dar detalles. En cualquier caso las redes sociales estarán activas y no daremos oportunidad a la gente de que se olviden de nosotros.

- ¿Qué bandas de la escena actual nos recomendáis y con cuál os gustaría compartir escenario?

Concretamente en Granada hay un enorme mundo en el underground en el que destacan bandas con las que ya hemos fantaseado más de una vez en el caso de telonear o compartir escenario: Elemento Deserto, AraApaloosa, Lagartija Nick…

Y a nivel nacional podríamos dar nombres hasta el infinito: Havalina, Perro, Neuman, Toundra…

- Pregunta libre para agradecimientos y derivados, decid lo que queráis, que para eso sois los ganadores del Emergentes.

Niños, el indie no existe, son los padres. Escuchad música, toda la que podáis.


Red CrimsonShamrock



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Publicado por José Francisco Romero Sánchez el 09 Mar 2017




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